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viernes, 23 de marzo de 2012

"(...) Preciso era saltar sobre el tiempo..." (fragmento)

"(...) La noche comenzaba a acercarse tímidamente, con esa curiosidad intempestiva que siempre carga ella sobre los momentos decisivos de los noctámbulos, forzando, en ellos, una visión clara e introspectiva, tan urgente como un recambio linfático y fatal. Las piezas sobre el tablero sudaban ansiedad y reto, y la movida que abriera los caminos no se podía demorar ni un instante más. Preciso era saltar sobre el tiempo y clavar la jugada elegida sin titubear, ni pestañear; aniquilando por anticipado el surgimiento de cualquier sombra diáfana y rival; y preciso era evitar también, cualquier atisbo de sugerencia diversa, y la más leve insinuación contendiente. A un costado y bajo tierra, quedaban olvidadas e indiferentes, todas las incertidumbres que pudieran estorbar o encallar el viaje. El nuevo camino debía emprenderse despojado y nudo; y del suculento sabor de los presagios vírgenes iría extrayendo su ambrosía y su néctar, y moldeando, insustancial y con orgullo, los nuevos tegumentos que arroparían durante el trayecto, la renovada ilusión de volver a caminar por senderos desconocidos."

A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"

domingo, 28 de agosto de 2011

Leer, y Viajar

"Y qué fue lo que aprendieron los alumnos de Amalfitano?
Aprendieron a recitar en voz alta. Memorizaron los dos o tres poemas que más amaban
para recordarlos y recitarlos en los momentos oportunos:
funerales, bodas, soledades. Comprendieron que un libro era un laberinto y un desierto.
Que lo más importante del mundo era leer y viajar,
tal vez la misma cosa, sin detenerse nunca.
Que todo sistema de escritura es una traición.
Que la poesía verdadera vive entre el abismo y la desdicha...
Que la principal enseñanza de la literatura era la valentía, una valentía rara...
Que no era mas cómodo leer que escribir.
Que leyendo se aprendía a dudar y a recordar.
Que la memoria era el amor."


"Los sinsabores del verdadero policía", R. Bolaño

lunes, 20 de junio de 2011

Conversaciones con el Duende

Juguemos con las palabras - me dijo el duende - no te detengas a pensar, y no se vale corregir.
La invitación sonó a desafío, pensé, y un guante blanco me abofeteó en la izquierda, y desapareció. Una sonrisa ahogada delató al duende, que cayó en redondo, sin tiempo de arrojar un ancla, sin poder impedir la caída de una flor. El mar se detuvo en la orilla, sin ánimo de avanzar. Un nombre tallado en la arena, saudade, se puso de pie, y se arrodilló. Frente al océano infinito él también calló sus culpas, mientras el horizonte lejano alzó una línea al cielo y señaló. Nubes con rostros tuyos, llovían en deseos pasados, poblando un suelo virgen sin tiempo recobrado. Cesó súbitamente el aguacero, y todos los senderos fueron borrados de la faz de la tierra. En un desierto sin nombre, una semilla al viento no arribará en flor. Las piedras ríen muy lento, el tiempo espera para actuar que se descifre el grano de arena. ¿En verdad cabe un mundo en la palma de esta mano? Cabe también, en un suspiro final, al contemplar un río en silencio desde la altura del último puente. Los duendes pueden volar, y esa es su desventaja. Si existe grandeza en la altura, reside en la imposibilidad de permanecer allí.. Hay otoño en la caída, y toda compañía hoy viene con vencimiento oscuro. Los ocres resaltan el paisaje, anidan en la espada, y oxidan los huesos y las naves. Una mano sobre la otra dan cuerda al reloj. Un viaje espera por ti, detenido en el muelle.