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miércoles, 3 de agosto de 2011

Sueño abierto

“¿Y ya con qué voy a soñar,
cuando he sido tan feliz despierto?”

“Noches Blancas”, F. Dostoievski


"Hace días, (vidas) , que se desató la búsqueda. El decorado se diluye en colores y acaba en intento surrealista de colorear un paisaje borroso, y demasiado incoherente. Ante un suelo dudoso, los pasos se someten al temblor, y pierden el rumbo. La encrucijada no tiene salida real, solo un camino de fantasía, y un pasaje sin destino. Soñar soñándose, es caer al vacío, despertar al borde del precipicio, y volver a caer... la rueda es infinita, y no cesa de girar. Descifrar la trama, es comprender esa lengua única, es abrazar el destino de reposar nuestra angustia, nacida al borde de ese abismo, sobre una caricia, lejana, de mujer.
Si al estirar la mano se roza un sueño, soñado tan perfecto... florece alrededor de la vigilia, el éxtasis de pertenecer. La realidad pretendida desde el otro lado, se vuelve innecesaria aquí, y huye, fugitiva en las sombras de un deseo obsoleto.
Invertir las fuerzas, y aguijonear el sueño, para sembrar la semilla de donde nazca la duda, el ímpetu de forzar la realidad, hasta que se desmoronen sus límites cobardes y se fundan con el sueño....

..hasta que al abrir los ojos,
todo sea sueño,
la esquina, la plaza, el banco,
que no se altere la configuración,
felicidad divina,
sublime de hoy."

lunes, 4 de julio de 2011

"'A Boca do Inferno, y la Gran Bestia"... ( lo Sublime )...

"...en este lugar donde se encontro la carta manuscrita por Su Satanica Majestad, (Aleister Crowley), en la que con el sol en Libra, año 14, se despide de su "Mujer Escarlata" en lo que parece una carta de suicidio...

“Não posso viver sem ti. 'A outra Boca do Inferno' (sic) apanhar-me-á - não será tão quente como a tua./ Hisos”

Tu Li Yu

Sobre esta clase de sentimientos, Kant nos cuenta:

“Este delicado sentimiento... es principalmente de dos clases: el sentimiento de lo sublime y el de lo bello. La emoción es en ambos agradable, pero de muy diferente modo. La vista de una montaña cuyas nevadas cimas se alzan sobre las nubes, la descripción de una tempestad furiosa o la pintura del infierno por Milton, producen agrado, pero unido a terror; en cambie, la contemplación de campiñas floridas, valles con arroyos serpenteantes, cubiertos de rebaños pastando; la descripción del Elíseo o la pintura del cinturón del Venus en Homero, proporcionan también una sensación agradable, pero alegre y sonriente. Para que aquella impresión ocurra en nosotros con fuerza apropiada, debemos tener un sentimiento de lo sublime; para disfrutar bien la segunda, es preciso el sentimiento de lo bello. Altas encinas y sombrías soledades en el bosque sagrado, son sublimes; platabandas de flores, setos bajos y árboles recortados en figuras, son bellos...

...en la calma de la noche estival, cuando la luz temblorosa de las estrellas atraviesa las sombras pardas y la luna solitaria se halla en el horizonte, las naturalezas que posean un sentimiento de lo sublime serán poco a poco arrastradas a sensaciones de amistad, de desprecio del mundo y de eternidad...”

“Sobre lo Sublime y lo Bello”, I. Kant