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viernes, 18 de octubre de 2013

Algunos Mandamientos Nuevos


1.- NO irás por los caminos despertando a las Bestias.

2.- NO alimentarás pasiones ajenas... (si no tienes pensado llegar hasta el final).

3.- NO despertarás de ningún sueño creyéndote el mismo de ayer.

4.- NO te sentirás seguro en el silencio.

5.- NO maldecirás las sombras de la noche.

6.- NO ocultarás tu instinto asesino detrás de una máscara de dulzura.

7.- NO justificarás tu inacción en la desidia de los tibios.

8.- NO te adormecerás en el tedio de los caminos sin pendiente.

9.- NO reprimirás tu llanto de sangre, cuando por fin oigas lo indecible.

10.- NO buscarás regocijo ni piedad, pateando las cabezas de los náufragos.

jueves, 10 de enero de 2013

El silencio de los cuerpos agotados.


"(...) Escucho el silencio, busco en las sombras y abro la noche... llega la escritura animal, la escritura mecánica, la orgía intempestiva de palabras sin sentido y sin ritmo, palabras saliendo de esta boca ansiosa y reseca, una boca huérfana de silencios mal heridos, y de aullidos encerrados en el claustro de una mirada demasiado beso, o de una noche demasiado fuego, el fuego de un ardor que arde bien adentro, profundo y llanto, y que arrastra el pulso constante de lo encerrado, de lo inútilmente reprimido, porque en esta vida, y en esta herida, no hay volcán que se calle para siempre, ni caricias que no muerdan lo que rozan, ni cuerpos que contengan el deseo, cuando surge la piel que derriba los silencios, y los labios - los tuyos - susurran lo indecible, y lo indecible es penetrar en tu silencio, y en tu cuerpo, hasta sentir que tiemblas de deseo, y te quiebras, y sabes que ya es muy tarde, y es inútil todo intento de escapar, porque es un instinto del que siempre fuimos presa, y es una marca, como esa herida, que es un anhelo tan fugaz y tan ardiente, una explosión que revienta nuestros cuerpos, y ese ardor que ahora es tan dulce, que ya nada lo contiene, y estalla entonces en mil caricias, y son manos, y son labios, los que se meten bien adentro, donde lo húmedo es el único alimento, y la mordida, y el temblor que sacude nuestros cuerpos, cuerpos que miran hacia otro lado, y se desentienden tibiamente de la jugada, y nos dejan luego así, esclavos de los espasmos, y de las risas, y de los silencios que en silencio sólo observan, el silencio de los cuerpos agotados. "

A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"

jueves, 3 de enero de 2013

Esta noche


Esta noche surge
─puedo sentirlo así─
ávida y fatal,
repleta de sombras densas    e inquietas,
cargadas de presagios.

Siluetas de bordes afilados aguardan en cada esquina,
al acecho de algún noctámbulo distraído a quien abrazar.

Las casas mantienen sus persianas bajas, silenciosas,
como los párpados caídos, fríos, de un animal muerto en el desierto.
Una voz lejana se va perdiendo temerosa en la distancia,
un murmullo de despedida, un aullido solitario,
o dos voces que se separan para siempre.

Avanza la noche sobre los tejados dormidos
atravesando los muros inertes
de nuestras peores pesadillas.

La brisa exánime de la ciudad va perdiendo su voz tímida.
Como en un ataque de afasia repentino
que la condena a enmudecer su destino,
su sino, y su fatalidad.

Un eco casi imperceptible y fugaz es
suficiente entonces para saber
que esta noche está viva,
y sedienta de voces nuevas,
la mirada altiva, cativa, nos espera,
y nos está observando.

viernes, 21 de septiembre de 2012

El Sueño de los Lunáticos


"O Binómio de Newton é tão belo como a Vénus de Milo.
O que há é pouca gente para dar por isso.”
Álvaro de Campos


“Por mas que me esfuerce en no mirar,
no puedo dejar de sentir la mirada

de la Luna en mi Piel.”

“1Q84”, H. Murakami



La ciudad es inmensa para todos, aunque solo sobre algunos esa inmensidad llega a desplegar sus alas claras, ofreciéndoles cobijo e inspiración, roce y presentimiento, más allá de los límites de la percepción ordinaria; la caricia es para aquellos que saben caminar las calles a veinte centímetros del suelo, alterar el punto de vista, y dejarse envolver por los aromas y las brisas que aguardan suspendidas en el aire, a salvajes niveles. 

El perfume de una flor cultivada en el desierto, o los pétalos de una rosa jóven adormecidos sobre la piel más suave de una nube inmaculada y blanca... mansos parajes donde se retiene la espera y el regalo divino, la caricia prometida en la ascensión simple de un alma conmovida. 

Surgen silentes constelaciones nuevas y la luna regala una lluvia de voces suaves para aquellos que aún buscan su salvación en las horas tardías de la noche. Los destellos y los reflejos brotan de las cosas más simples y se vuelven puente y orilla, y faro recién encendido, y canto de gorrión sosegado, y tormenta avasallante, y sendero que resuelve la encrucijada... un verso soñado en otra lengua, un relato lejano, una mano que nos sostiene en la noche... 

y entonces, se abre la grieta y se derrumban las sombras, nada sobra en el fragor de aquella lucha eternizada e infame. Y aunque la victoria se presente silenciosa y fugaz, cae irremediablemente el velo que oculta la calumnia universal, el embuste mayor de los cobardes. Brota en un rincón el destello decisivo, se ilumina el camino, y se desvanece la incertidumbre...

la belleza sublime de la creación alarga su abrazo y se manifiesta,

surge en lo profundo de la noche,
    infnito y salvador,  
        el sueño de los lunáticos.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Te desvío de mis labios


"Te desvío de mis labios... y te encuentro en el camino, porque morder tus besos es llegarte, y que me llegues hasta las entrañas, sin perderme, sin mirarte, sin embargo yo te miro, y te pierdo, y te desvío, para saber que llegas antes, y te espero entre los dientes, que ya no dicen lo que callan, ni muerden lo que sangran, pero sangra todo lo que tocan, y me tocan hasta adentro, y revientan mis entrañas, y me sangran por los besos, y me duele hasta los dientes, yo me asusto, no te digo nada, miro hacia otro lado, y te desvío de mis labios...
Porque duele no besarte, y me muerde tanta espera, y yo muerdo tanto llanto, y ¡tanto tiempo te lloré!, y hoy regresar es tu camino, aunque no me creo tanta suerte, y prefiero tragarme el llanto, y perderme en el desvío, y dormirme sin soñarte, pero vuelves y lo revuelves todo, y tus palabras son tan sonrisa, y tus besos tan presagio, que yo caigo de rodillas, y te sueño sin dormirme, y mi olvido ya te nombra, y mis besos ya te sueñan, y mi piel se sabe frágil, y quisiera tenerte acá.
Pero huyo entre las sombras, y me olvido, tan cobarde, y te desvío de mis labios...
Y aunque te parezca un poco tonto, y espero que no lo sepas, aún guardo entre las sombras, el resabio de aquella herida, silenciada, manoseada, tan payaso triste, y tanta risa solitaria, el pájaro que cayó del nido, y el olvido se comió al dolor, y el dolor se durmió en la herida, y la herida despertó en tus besos, y no quiere más silencio, ni más vacío, ni más pájaros, ni más nido, ni tu ausencia, ni tu herida...porque todos tenemos al menos una, ¿no? Sin heridas no hubo amor, ni sin locura, y tu locura es mi debilidad. ¡y qué difícil ser tan frágil! y haber bebido de tus besos, en silencio, y de tus labios, mis fuerzas pierden pasos, y se confunden los caminos, ni la luna sabe de esto, y yo te espero, y no escucho ya mi herida, y me planto, y en el medio de la espera, porque te amo, te desvío de mis labios."

A.G.Leão, "EL Sueño de Lagarde"